Todo tiene un final,
y esto nuestro no
iba ser menos,
como una obra de
teatro
nuestra vida se ha
plegado
a los caprichos del
guión.
No voy a echar
candado
a la puerta de mi
corazón
ahora que estás
cruzando
el umbral de mi
vida,
ni seré desesperada
criatura
que lama las heridas
de esta recién
estrenada soledad.
Poco valor le queda
a nuestro amor
si has decidido
marcharte,
el momento del adiós
tiene horas
silenciosas,
que caminan por la
casa de puntillas
para no despertar
los recuerdos,
esa parte de
nuestras vidas
que nunca llegará a
morir del todo.
©José Manuel Serna